12 de febrero de 2010

Batman and Robin 1 al 6 de Grant Morrison. Reseñas comiqueras de actualidad.


Me encanta. La serie principal del universo de Batman en la actualidad, guionizada por el psicótico pero genial escritor escocés, autor de cómics tan inclasificables pero maravillosos, como Animal Man, Los Invisibles y The Filth, continúa todo aquello que lleva planteando desde que en 2006 tomara las riendas del destino del hombre murciélago.



Lo que lleva haciendo Morrison en estos más de tres años al frente del personaje, es devolver a Batman ese sentido de la aventura, que había perdido, no convirtiéndolo en algo ridículo como en sus etapas de los años 50 y 60, pero si sumándole algo de fantasía y de sentido de la locura, intentando apartarlo un poco de la sombra del trabajo de Miller, que había acabado ahogando al personaje llevándolo a un callejón sin salida, con buenos autores, pero que no se atrevían a desviarse del camino marcado por Miller.



En estos años, Morrison ha dado la vuelta al mito, trayendo personajes largamente olvidados como el Bat-Mito, aunando todas las etapas del personaje contradictorias las unas de las otras, consiguiendo una unidad y evitando las incongruencias, para acabar matándolo, pero con visos de resurrección para este mismo verano.



En la serie a comentar, donde Morrison trabaja actualmente, tenemos al nuevo Batman, que no es otro que Dick Grayson el primer Robin,que intenta estar a la altura de su predecesor y maestro, y al nuevo Robin, 5º en la genealogía, que es el hijo del mismísimo Bruce Wayne, personaje creado por el propio Morrison al principio de su etapa en el personaje. En estos primeros seis números Morrison nos enseña como estos dos personajes, diametralmente opuestos el uno del otro, intentan estar a la altura de la carga y la responsabilidad que tienen en sus manos.



Las dos primeras sagas aparecidas en estos seis números, están dibujadas por dos autores diferentes y de calidades muy diferentes. En los primeros tres números, tenemos a los lápices al perfecto Frank Quitely, genio de la narrativa, planificación y el detalle, dotando a los cómics de una cualidad cinematográfica espectacular. De todos los dibujantes con los que Morrison ha trabajado, Quitely es con el que mejor se complementa, aportando a la historia de los cómics, magníficos cómics, como la etapa de ambos autores en X-Men, We3, JLA: Tierra 2 y sobre todo All-Star Superman, donde ambos autores crean una de las mejores reinterpretaciones del último hijo de Krypton y a su vez uno de los mejores cómics de superhéroes de los últimos años.



En la segunda saga de la colección, tenemos a un dibujante muy inferior a Quitely, Philip Tan, dibujante bastante mediocre, que queda aún más en evidencia al lado del trabajo de su antecesor. En su defensa, decir que cumple con su trabajo de forma eficiente, intentando incluso imitar a Quitely en su estilo narrativo, pero sin conseguirlo, ofreciendo una narrativa mucho más caótica y sucia.



En cuanto a la historia que nos cuenta Morrison, decir que es un Morrison más calmado que de costumbre,no el Morrison experimental de Los Invisibles o The Filth, sino un Morrison diría más cercano a sus trabajos convencionales como Animal Man, pero no tan convencional como en sus X-Men o su etapa en la JLA. La historia se sigue con interés, que su lectura, sobre todo seguida es rápida y divertida, que Morrison sabe ir desarrollando los acontecimientos paso a paso, abriendo cada vez más la trama, dejando pequeños detalles, haciendo que su relectura sea una necesidad cada cierto tiempo, además de un placer. Presenta nuevas némesis para el duo dinámico, como el escalofriante Mr.Pyg, Scarlet y el nuevo Joker del siglo XXI, llamado Flamingo. Reinterpreta personajes de antaño como Jason Todd, el segundo Robin, asesinado por el Joker hace más de 20 años, y resucitado para la ocasión, profundizando en su psique, para revelarnos a un esquizofrénico anti-héroe, que provoca la lástima, ya que representa la figura del ángel caído en la mitología del hombre murciélago.



Además, Morrison aprovecha para tratar el tema de Batman como símbolo y como la marca en la que se ha convertido, ironizando sobre ello, con un guiño a los lectores veteranos en su nº 6, a través de un concurso telefónico televisivo de llamadas, realizado por Jason Todd, personaje asesinado por los propios lectores a través de un concurso telefónico realizado por la propia DC Comics en el año 1988 para matar o no matar a dicho Robin, realizando un juego de espejos con la realidad, reduciendo las barreras entre los lectores y el propio cómic.

Morrison demuestra, aunque estén los agoreros que echan pestes sobre su etapa, que sabe muy bien lo que hace con este universo, que se ve que tiene un plan desde hace años, y que la lectura de su etapa, tras años de monotonía, se convierte en un alivio y en una delicia.

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