Con cierta desgana esperaba la tercera entrega de la comedia de ciencia ficción que triunfó inesperadamente en el verano de 1997 (tuvo la suerte de que los estrenos más esperados de ese verano, Batman y Robin y la secuela de Jurassic Park, El Mundo Perdido, fueran sendos truños) y cuya secuela en 2002 fue un fracaso tanto comercial como artístico.
Y ahora ha llegado su tercera parte, diez años después de la secuela, intentando reverdecer la gloria perdida y situarse para una nueva generación, en un verano donde la competencia es feroz. El resultado, una correcta comedia que hace olvidar el horror de la secuela y que se acerca al original, perdiendo eso si, la frescura del mismo.
Los quince primeros minutos del largometraje no hacen augurar nada bueno. Dirección precipitada, escenas de acción sin el ritmo necesario y un humor del malo. Pero en el momento que la trama arranca y el personaje de Will Smith viaja al pasado es donde comienza lo bueno.
Tommy Lee Jones aparece poco y desganado, pero su personaje interpretado por Josh Brolin en el pasado consigue traer de nuevo la química entre los dos protagonistas. El humor de nuevo es divertido, sobre todo en la escena en la que aparece Andy Warhol y la trama tiene ecos de Regreso al Futuro 2, sin llegar a la excelencia de la secuela de Zemeckis.
En definitiva, un entretenimiento ligero pero muy agradable, cuyo metraje no acusa ninguna arritmia y cuyo sentimental final cierra con dignidad una saga que comenzó hace ya 15 años
meveztidozola... :)
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