27 de diciembre de 2013

X-Men de Brian Wood, Olivier Coipel y David López. Repasando Marvel Now!


Hay autores que son vendidos como la octava maravilla del mundo antes de que de verdad hayan demostrado su verdadero potencial. El problema con eso, es que nunca están a la altura de las expectativas y su éxito y su fama es efímera. En la historia del cómic americano hay muchos ejemplos y uno de ellos en los últimos años es el caso de Brian Wood.

A Brian Wood lo comenzamos a escuchar los lectores con la aparición de una nueva serie Vertigo llamada DMZ. Las loas hacia su trabajo eran impresionantes y probé. El resultado fue una decepción. Luego publicó bajo el mismo sello Northlanders, una aproximación realista de la historia de los vikingos, que tenía sus momentos, pero que tampoco era la revolución del mundo del cómic que nos habían vendido.


De ahí, el salto al mainstream propiamente dicho fue inmediato. De su primera etapa al frente de los X-Men no puedo hablar, porque no la he leído, ya que abandone el título de Victor Gischler y no tuve intención de reengancharme. Y ahora ha vuelto, en este nuevo volumen cuyas protagonistas son las Mujeres-X.

El mayor problema que tiene esta colección es la saturación de títulos X que hay en el mercado y la calidad de los mismos. ¿Qué puede aportar Brian Wood a una franquicia que tiene títulos tan excelentes y originales como las dos Patrullas X de Bendis y el Lobezno y los X-Men de Jason Aaron? (Astonishing X-Men ni la considero, porque es un muerto en vida que no tiene ningún sentido desde que la abandonara Joss Whedon). 


La respuesta a esta pregunta tras leer los cuatro primeros episodios de la colección es muy poca cosa. La primera saga de tres números, bellamente ilustrada por Olivier Coipel, no es más que una historia de relleno que no tiene ningún interés y no aporta nada a los emocionantes acontecimientos que están ocurriendo en la franquicia. Y el hecho de que las protagonistas sean las mujeres X realmente no se aprovecha por ninguna parte, por varios motivos.

El primero de ellos es traer de vuelta a un personaje tan poco interesante como Júbilo. Partamos de la base de que lo que hizo Gischler con el personaje de convertirlo en una vampira es de las ideas más absurdas y peregrinas de la historia reciente de los mutantes. Pero es que además, Júbilo es un personaje que nunca ha servido para nada. Creado por Claremont y Lee a finales de los 80, un remedo barato de una Kitty Pryde para los adolescentes de los 90 y homenaje de Jim Lee a la Robin femenina del Dark Knight de Miller, nunca ha sido un personaje que haya tenido potencial y que se haya desarrollado con interés. Su mayor aportación al mundo del cómic fue el ser el referente de estilo para los adolescentes de Gen13... y poco más.


Pero lo que le ocurre a Júbilo, podemos decirlo del resto de integrantes femeninas de la Patrulla X. Kitty Pryde está siendo perfectamente tratada en La Nueva Patrulla X y en Lobezno y los X-Men, así que aquí es una mera comparsa. Tormenta desde hace décadas está irreconocible, demostrando que solo sabía escribirla Chris Claremont, aunque aquí Wood intente provocarle un forzado conflicto con Rachel Summers... y así el resto de integrantes femeninas como Pícara (otro personaje con el que ya nadie sabe que hacer y que sobra) o Mariposa Mental, que si comparas su personaje aquí, con el trabajo que realizó Remender en sus X-Force.


Eso no quita a lo mejor, para que Wood tenga un plan a largo plazo y realmente no pueda desarrollarlo hasta que acabe La Batalla del Átomo, el primer crossover entre todos los títulos de los X-Men de Marvel Now!, pero eso sigue demostrando que esta es una serie secundaria dentro de la franquicia, que donde se corta el bacalao es en las de Bendis y Aaron y que por lo tanto, da igual el talento o las intenciones del guionista, ya que nunca podrá hacer nada revolucionario que pueda afectar al desarrollo de las otras colecciones.

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