30 de enero de 2014

El Consejero: El thriller existencialista de Ridley Scott y Cormac McCarthy


El nuevo trabajo de Ridley Scott ha pasado por nuestras carteleras sin pena ni gloria. Estrenada en Noviembre, recibida con frialdad por el público que la sacó de las carteleras en un visto y no visto, y mayoritariamente aplastada por la crítica, aunque alguna voz ha salido a favor de la misma. ¿Cómo ha podido ocurrir que un trabajo firmado por Scott y escrito por el novelista Cormac McCarthy, ganador de un Pulitzer y alabado por la misma crítica que le ha sentenciado y con un reparto de verdadero lujo haya sido ignorada y vapuleada?

Yo no pude verla en su estreno cinematográfico, ya que en el momento que me dispuse a ir a verla había desaparecido de la cartelera. Y ahora, con su estreno en Bluray es posible ver la versión del director, con 20 minutos de escenas adicionales y sin censura. Mi opinión: una película a contracorriente, con aciertos puntuales pero cuyos errores son superiores a sus escasos aciertos.



La historia de El Consejero nos mete en la trama sin casi saber nada de los personajes y la trama, casi como si hubieramos entrado en la vida de estos personajes de manera fraudulenta, cual voyeurs de unos individuos que solo conocen una cosa, el dinero. Y no porque les falte, todo lo contrario, sino por su tremenda codicia.

El protagonista es El Consejero, interpretado con acierto por Michael Fassbender, un abogado del que desconocemos su nombre, cuyos clientes son personas de dudosa reputación. Uno de ellos es el personaje interpretado por un sobreactuado Javier Bardem, que le ofrece un jugoso negocio de tráfico de cocaína relacionado con el cártel que maneja Ciudad Juarez, famosa ciudad Mexicana pegada al estado de Nuevo Méjico que es donde transcurre la acción. Este negocio llevará a todos los personajes de la trama a su perdición.



En paralelo a esta trama, tenemos la historia de dos hombres y sus respectivas mujeres, una rubia (Cameron Díaz) y una morena (Penelope Cruz), la primera fría y calculadora y la segunda inocente e ingenua de manera consciente o inconsciente dependiendo de los ojos del espectador. La primera es la novia del personaje de Bardem, y la segunda la prometida del personaje interpretado por Fassbender, una mujer que vive en la inopia y no se entera o no le interesa interesarse por los negocios de su futuro marido. Ambas le sirven al escritor Cormac McCarthy para representar a la mujer completa, o la mujer completa según la visión misógina del novelista.

Y en paralelo también tenemos a Brad Pitt, una especie de intermediario entre Fassbender y Bardem y el cártel de la droga. Pero tampoco sabemos mucho más de todos ellos, porque McCarthy no nos dice mucho más de unos personajes que rozan el estereotipo peligrosamente y que sirven únicamente como peones para demostrar al espectador la caída a los infiernos de unos personajes que viven única y exclusivamente por el dinero y el poder.



El problema del guión de esta película es que lo que sirve para una novela no es trasladable al lenguaje cinematográfico y "El Consejero" es una dura lección para McCarthy. La película no tiene su punto de giro hasta los 80 minutos de proyección y eso para un largometraje que alcanza a duras penas las dos horas y cuarto de metraje es un suicidio narrativo.

A lo largo de 80 minutos, el espectador ve revolotear a lo largo y ancho de la pantalla, a unos personajes despreciables y a los que no hay manera de agarrarse a ellos de manera emocional soltando largos soliloquios y diálogos interminables sin que la trama aparente avanzar. Y no es que lo que digan no sea interesante, que lo es, sino que está tan metido a calzador para reforzar la idea que nos quiere transmitir McCarthy, que acaba con la paciencia de cualquier espectador. 



A partir del punto de giro de la trama, casi la última hora de la proyección, la película consigue arrancar la emoción del espectador. El problema es que ya has desconectado de la historia y de sus personajes y aunque esa última hora final tenga grandes momentos como el tiroteo y el asalto al camión en un desierto o el destino aciago de varios personajes del relato que te provocan en un escalofrío en el cuerpo, ya es demasiado tarde.

Scott dirige con brío y su impecable sentido de la estética y la mitad del reparto está brillante, como Michael Fassbender y sobre todo una implacable y malísima hija de puta que es la femme fatale interpretada por una Cameron Díaz que se come la pantalla (aunque la escena del Ferrari es de dar de comer aparte). En contra, tenemos a Javier Bardem y Penelope Cruz, que deslucen la parte actoral. El primero, porque decir que está excesivo es quedarse corto y la segunda, porque su personaje está tan poco desarrollado que tampoco da para mucho más.



Una pena, porque el tono y el fondo de la historia es fascinante y escalofriante. Pero McCarthy está tan pagado de si mismo que cree que todo lo que sale de su pluma es oro. Y Scott está tan ensimismado en la prosa del escritor que se olvida de las normas básicas del lenguaje cinematográfico. Decir que es una mala película sería faltar a la verdad, porque por lo menos es un ejercicio arriesgado y diferente pero trístemente el resultado está muy por debajo de las expectativas. Os recomiendo verla, porque aunque fallida, contiene en sus largas dos horas y cuarto, elementos y momentos que valen más que el 90% del cine que consumimos habitualmente.

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