26 de febrero de 2014

Crisis Final: El evento metafísico e intelectual de Grant Morrison


Grant Morrison. Le amas o le odias. No existe un término medio. Pero seguro que no te deja indiferente. Ni a los lectores, ni a las editoriales que le contratan. Un autor imprevisible, egocéntrico como el solo, pero también fascinante, único en su especie y creador desde hace ya cuatro décadas de algunos de los mejores tebeos que ha entregado el mainstream americano.

Autor hermético, multirreferencial y lisérgico, pero capaz de colar en un género tan poco propenso a la experimentación, sus teorías acerca de la realidad, la fusión del arte y la vida y las dimensiones alternativas y paralelas como parte de un todo. Para algunos filosofía de baratillo, para muchos de sus seguidores, el autor más inteligente que ha dado el cómic, tanto en el subgénero de los superhéroes, como en la ciencia ficción distópica.



Que haya triunfado entre el fandom más conservador (y como triunfo me refiero a que haya vendido ejemplares como churros, no que lo hayan disfrutado y entendido) es un misterio que debería pasar a los anales de la historia. Cierto es que ha rebajado su grado de cripticismo a niveles más terrenales (su JLA o su Nuevos X-Men son narrativamente lineales y de fácil comprensión, comparado con sus trabajos más personales como Los Invisibles o El Asco). Pero incluso en estos trabajos mainstream su nivel de inteligencia está muy por encima del nivel medio general, repleto de repeticiones ad nauseam de conceptos y fórmulas preestablecidas.


Por eso no es de extrañar que DC se le acercara para realizar la Crisis definitiva, el macroevento estrella del año 2008 para DC Comics, y que sería el broche final tras la Crisis original de los 80 y su secuela, la correcta pero nada reseñable Crisis Infinita del artesano elevado a categoría de estrella Geoff Johns, autor correcto pero al que la sobreexplotación y el vivir del trabajo y los conceptos de otros le ha pasado factura, artística que no comercial.


¿Y qué es lo que entrega Morrison a los fieles seguidores de la continuidad DC y a unos editores ávidos de éxito comercial instantaneo y efímero recuerdo en la mente del lector? Pues un híbrido entre la comercialidad más desatada, junto al espíritu anárquico y revolucionario del Morrison más experimental.


Hay que empezar diciendo, que Crisis Final solo puede ser paladeada a gusto, no solo con más de una lectura, sino teniéndola en cuenta dentro del corpus de la obra que Morrison ha ido desperdigando a lo largo de décadas dentro de DC Comics. Un sub-universo que nada tiene que ver con la continuidad oficial de la casa, pero que si cumple y sigue las pautas marcadas por obras de Morrison como Animal Man, Los Siete Soldados de la Victoria, su fascinante e imprescindible etapa en la serie de Batman o su All Star Superman.


¿Y qué tienen en común todas estas obras? Su espíritu libre, un alegato a favor de la fantasía, del todo vale, libre de restricciones editoriales y ejecutivos y lectores atados por el lazo invisible de la continuidad mal entendida, de contratos estratosféricos relacionados con  unos personajes que son más marcas que personajes de ficción a los que hay que hacer avanzar y crecer, no mantenerlos en un status quo eterno donde todo parece que cambia para quedarse realmente igual que como empezaron.


Por eso este tebeo rompedor se oculta tras el velo de un tebeo institucionalizado dentro del canon de evento corporativo, para romperlo desde dentro. Por eso Darkseid y su ecuación de la antivida, al igual que los monitores son el demonio de las grandes editoriales y de unos seguidores talibanes que no permiten avanzar a estos seres de ficción que necesitan expandirse, avanzar y llegar a niveles que nunca se les ha permitido llegar.


Ya solo en la creación de nuevos conceptos y personajes le da Morrison tres vueltas a cualquier autor actual en los primeros 2 números de la colección. Por supuesto que cede con ideas rompeventas como la muerte del Detective Marciano o la supuesta muerte de Batman. Pero eso solo es el barniz para colarsela tanto a Didio y compañía, como a la gran parte de los lectores.


Lo que Morrison apunta en este tebeo-evento para acabar con todos los tebeos-evento es una crítica sutil al panorama actual del tebeo americano. Difícil de entender para todos aquellos que siguen estancados en una manera de entender el medio. Una utopía si vemos la situación actual del mismo (no hace falta más que ver Forever Evil, un ripeo de la JLA Tierra 2 de Morrison y Quitely, pero banalizado hasta límites insospechados y bañado en esa oscuridad impostada para adolescentes sello de Didio y Lee), pero más necesaria que nunca. 

19 de febrero de 2014

Los Guardianes de la Galaxia: El Trailer


























Después de meses de incertidumbre y de incredulidad tanto por parte de los aficionados del cine Marvel de superhéroes, como por los seguidores de las viñetas, llega el primer trailer de la película más difícil que tiene Marvel Studios entre manos desde el estreno de su primer Iron Man. Personajes semidesconocidos, perfectamente presentados en un trailer que auna espectacularidad, fidelidad ante la nueva versión realizada por Brian Michael Bendis y mucho humor  que recuerda al Firefly de Whedon e incluso a las mejores obras de Mark Millar, algo no casual, ya que el director, James Gunn es amiguete del enfant terrible escocés.


17 de febrero de 2014

Lazarus de Greg Rucka y Michael Lark
























Greg Rucka comenzó su andadura en el territorio mainstream a principios de la pasada década, junto a otros autores que han alcanzado los altares entre los aficionados como Ed Brubaker, Brian K. Vaughan o Brian Michael Bendis. 

Pero casualidades de la vida, Rucka siempre había quedado a la sombra de ellos, sobre todo de Brubaker. Daba igual que hiciera una etapa al frente de Detective Comics que se encuentra entre las mejores etapas del personaje en los últimos 15 años, que cocreara junto a Brubaker la fundamental Gotham Central o que fuera el artífice del éxito de Batwoman junto a J.H. Williams cuando comenzó su andadura en las páginas de Detective Comics, que los fans no se morían con la aparición de un nuevo tebeo firmado por uno de los escribas más interesantes del nuevo siglo. Sin olvidar su tebeo más personal, Queen and County, que trajo de vuelta el mundo del espionaje mucho antes que Homeland.



Pero su momento ha llegado con su llegada a Image Comics de la mano de su nuevo proyecto, Lazarus, una mezcla de tebeo post-apocalíptico, política, guerra de familias, experimentos genéticos y desigualdades sociales que va a dar mucho que hablar, una vez leídos sus primeros cuatro episodios.

En un mundo reflejo distorsionado del nuestro, (aunque estando como están las cosas es cada vez más cercano), tenemos dos sociedades. Las familias, una escasa clase social que domina todas las riquezas del mundo y Los Desechos, el resto de la sociedad, que vive malviviendo.



Por supuesto, Las Familias codician las riquezas de sus rivales y por eso cada una de ellas tiene a su Lázaro, el defensor de cada familia y del que no puedo hablar más. La familia que nos importa es la familia Carlyle y su Lázaro se llama Forever.

Forever es el ejemplo una vez más de la absoluta habilidad de Rucka para crear personajes femeninos tridimensionales. Lo hizo en Queen and County, con la teniente Montoya en los arcos que escribía en Gotham Central, con Sasha Bordeaux, la guardaespaldas e interés amoroso de Bruce Wayne en su etapa de Detective Comics o con Kathy Kane, la nueva Batwoman. Y lo borda de nuevo con Forever, uno de los personajes del año, misterioso, atrayente y muy humano.



El problema de Forever es que su familia es un nido de víboras, personajes que Rucka desarrolla perfectamente en estos primeros cuatro episodios y que no tienen nada que envidiar a las familias de 100 Balas. A su vez, Rucka mezcla esta historia de tintes shakesperianos con toques de ciencia ficción, violencia cruda y repentina y critica social bienvenida en nuestra coyuntura social actual.

Pero un tebeo bien escrito no explota todas sus posibilidades si el partenaire artístico no está a la altura. Y aquí tenemos a Michael Lark, uno de los artistas más capaces de la historia del cómic (Gotham Central o su Daredevil con Brubaker lo atestiguan). Clasicismo , estructura cinematográfico y agilidad son sus rasgos identificativos, además de un conocimiento de la composición y la figura humana asombrosa. Y aquí realiza quizá su mejor trabajo, en un tebeo que se lee con verdadero placer a cada página que pasas y que demuestra que Image Comics es el lugar para que los grandes autores desarrollen sus mejores trabajos. En definitiva, uno de los grandes tebeos de los próximos años. Recordad mis palabras cuando comience a ganar premio tras premio.

3 de febrero de 2014

Daredevil: El Fin de los Días de Brian Michael Bendis, David Mack y Klaus Janson


Daredevil ha muerto asesinado por Bullseye. Ben Urich quiere saber cómo y porqué. Esa es la premisa argumental que nos propone Brian Michael Bendis, años después de que finalizara su estupenda etapa al frente del personaje. Una etapa que rivaliza en calidad con la época Miller, de la que fue heredera y la llevó un paso más allá.


Bendis vuelve al personaje para contarnos su última historia. Una historia que de nuevo trae a Miller a colación, porque en el fondo es el Dark Knight Returns del personaje. La única diferencia es que aquí no tenemos a Matt Murdock y el protagonista del relato es Ben Urich. Un Ben Urich que quiere averiguar que ocurrió con este hombre misterioso al que una vez llamó amigo.


Como si de Ciudadano Kane se tratase, una sola palabra prende fuego a la trama "Mapone", que Murdock le dice a Bullseye justo antes de morir. A partir de ahí, Urich y en consecuencia Bendis junto a David Mack, coguionista del relato, nos introducen en un universo Marvel más cercano a trabajos de Bendis como Alias, que al universo Marvel tradicional que conocemos.



Los superhéroes están casi extintos, convertidos en meros productos de merchandising (¿una pulla del guionista a lo que tenemos en el mundo real?) y el mundo está dominado en las sombras por compañías como Roxxon, o Norman Osborn, aquí vicepresidente de los Estados Unidos.



Urich, los héroes y el mismísimo Daily Bugle son dinosaurios de un nuevo mundo y una era digital que les ha dejado atrás. Pero lo único que se ha conseguido es un mundo más frío, más gris y con menos esperanza. Bendis repasa la historia del personaje, tanto la realizada por él, como la de los otros grandes autores que han pasado por la historia del personaje, como Frank Miller, Ann Nocenti o Ed Brubaker. Tenemos a todas las mujeres que han pasado por la vida del personaje y que ha dejado huella en ellas, como Elektra, Echo, Milla o María Tifoidea. Pero ninguna de ellas vive la vida de las mallas, sino que se han reciclado en "personas normales", perdiendo parte de su alma y su esencia por el camino.


A los lápices tenemos a otro artista cuya trayectoria ha estado muy marcada por el personaje, Klaus Janson, embellecido por Bill Sienkiewicz y apoyado en algunas páginas por David Mack o Alex Maleev. Todo queda en casa y la reunión es familiar.


Cierto es que el misterio al final es lo de menos, que las revelaciones finales pueden sonar a mero Mcguffin, pero lo que si que es cierto es que Bendis sigue narrando con ese dinamismo que le caracteriza y que el tebeo te atrapa desde las primeras páginas y no te suelta hasta que has acabado con él. Que la resolución no sea lo más destacable del relato y que si lo comparamos con otras obras definitivas y finales de otros personajes de ficción como el Dark Knight de Miller hace que quede por debajo, no quita para que este epílogo y punto y final de las aventuras de Matt Murdock narradas por Bendis, su adios personal a un personaje que le abrió las puertas de la industria, sea un tebeo imprescindible tanto para los seguidores del Hombre sin Miedo, como para los que somos fans del mejor Brian Michael Bendis.
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