29 de enero de 2015

Caballero Luna: De entre los Muertos de Warren Ellis y Declan Shalvey

































El Caballero Luna es un personaje ciertamente extraño dentro del Universo Marvel. Nunca sus series regulares han tenido un éxito apoteósico y todos sabemos que en el fondo es un remedo del guardian de Gotham City de la Distinguida Competencia, pero a su vez, Marvel, los guionistas y los aficionados estamos inmediatamente intrigados e interesados cuando sale una nueva serie regular del personaje, aunque luego la abandonemos ya sea porque la nueva serie regular nunca está a la altura de los clásicos episodios de Moench y Sienkiewicz o porque su aproximación es demasiado arriesgada y choca con lo que el aficionado esperaba de ella, como es el caso de la reivindicable etapa de Bendis y Maleev.

Y un poco pasa lo mismo con Warren Ellis, guionista británico que tuvo su mejor momento a principios del nuevo siglo, donde nos entregó dos clásicos que influenciaron y siguen influenciando la manera en la que percibimos el cómic de superhéroes en la actualidad, como fueron Planetary y sobre todo su The Authority. Pero a partir de ahí, Ellis no ha entregado todavía una obra que supere esos dos trabajos, al que hay que incluir su Transmetropolitan, la distopía de un futuro que cada vez se acerca más a la realidad en la que vivimos, realizando en su gran mayoría trabajos alimenticios que están muy por debajo de lo que sabemos puede entregar este autor.



Y llegamos a su Caballero Luna, que rompe o intenta solucionar los "problemas" de la etapa de Bendis, trasladándole de nuevo a Nueva York, tras su paso fulgurante por Los Ángeles y resolviendo en parte el misterio de su personalidad disociada (para mí, lo más interesante de la etapa Bendis) gracias a un componente sobrenatural.

Igualmente, los parecidos con el Hombre Murciélago son reforzados por Ellis con esa colaboración con la policía de Nueva York, aunque muy inteligentemente por parte de Ellis, mostrándonos las consecuencias que eso tiene en la moral de una policía que se siente mera comparsa y sidekick de un trabajo para el que están capacitados ellos. 



Pero lo más importante de esta etapa de seis números firmados por Ellis es que este traslada los hallazgos estilísticos de su Global Frecuency a las aventuras de este antihéroe, en episodios autoconclusivos, haciendo valer de nuevo el formato comic-book y que sirve a Ellis para entregar historias de diferentes géneros (acción, terror, thriller) donde el ingrediente común es Marc Spector, pero quienes importan son aquellos personajes que han vivido y sufren la presencia de Spector en sus vidas y que sirven para conocer más a un personaje que se niega a asumir una realidad manipulada por el mismo.

El colaborador de Ellis en los lápices es Declan Shalvey, un autor narrativamente muy interesante pero que quizá, a mi gusto, demasiado frío y estático, sobre todo en la representación de los personajes. Me encantaría haber visto este trabajo realizado por uno de los mejores colaboradores con los que ha contado Ellis, Cassaday.


En definitiva, un tebeo curioso, interesante sobre todo desde el punto de vista conceptual y que deja dos grandes relatos en su interior, como son "Sniper" y "Spectre", correspondientes a los números 2 y 6 de la edición original. No os dejará indiferentes.








27 de enero de 2015

Gotham Academy y Batgirl: No todo es "grim and gritty" en el universo del murciélago



No se vosotros, pero yo estoy un poco cansado de la oscuridad imperante en los cómics de DC en general y en el universo de Batman en particular. Tanto en cine como en cómics, Gotham City y sus personajes llevan casi 30 años siendo un remedo de algo que fue original y novedoso en su momento, el año 1986, pero que ahora ya suena a la misma cantinela de siempre. 

¿Cuántas veces hemos visto sufrir a Batman? ¿Cuántos policías y políticos en Gotham quedan ya sin haber sido corrompidos? El sense of wonder ha desaparecido (salvo honrosas excepciones) de la ciudad de Gotham City y los fans necesitamos otras aproximaciones a estos personajes, propuestas frescas que nos convenzan a volver a universos de ficción que ya tienen casi 80 años de existencia.

Y eso es lo que nos ofrecen estos dos títulos aparecidos a finales de 2014. El primero, Gotham Academy, es un título de nuevo cuño y lo de Batgirl es un reseteo absoluto de un personaje que muy pocas veces han sabido tratar con el cariño que se merece. 

Gotham Academy es una genialidad y una pequeña joya que muy posiblemente pueda pasar inadvertida por llevar la palabra Gotham en su título, porque si este tebeo apareciera bajo el nombre de Image Comics, Dark Horse o cualquier editorial independiente ya sería laureado como uno de los tebeos más frescos, divertidos y originales del pasado año. 

Y no es para menos, porque Gotham Academy sabe sacar partido al universo y a la ciudad de Gotham City para lo que le interesa y a partir de ahí engancharte con unos guiones sólidos, unos personajes encantadores y un trabajo artístico verdaderamente delicioso. Los artífices, Becky Cloonan a los guiones junto a Brenden Fletcher, en lo que es el primer trabajo literario de una dibujante excepcional, que cede los lápices a un verdadero descubrimiento, el dibujante Karl Kerschl, que aporta a la serie con su arte una mezcla de anime, goticismo y cartoon que convierte al título en único en un mercado tan poblado como el americano y el tebeo más bello gráficamente que publica en la actualidad DC Comics, algo que les honra, sobre todo siendo una editorial que tiene entre sus filas a dibujantes con tan poco estilo y gusto como Jim Lee, David Finch, Tony Daniel, Ed Benes o Bret Booth, los anticristos del arte del cómic. Sin olvidar el fantástico tratamiento de color de Geyser Msassyn y Serge Lapointe que aporta de un aura de ensoñación y misterio los guiones y el arte de la colección.

La historia, la vida en un internado en Gotham City, parte Hogwarts, parte el Club de los Cinco, donde nuestras dos protagonistas femeninas, como si fueran unas Holmes y Watson deben descubrir un misterio criminal en el que se juntan la figura de Batman, una chica muerta y una extraña secta en las catacumbas de la escuela. Un tebeo del que solo han aparecido por el momento tres ejemplares, pero que se ha convertido en una de las colecciones imprescindibles de la actualidad.

Y ahora toca hablar del lavado de cara que ha sufrido Barbara Gordon, aka, Batgirl. Si habéis sufrido los tebeos anteriores a este reseteo, sabréis que todo lo expuesto anteriormente y que ha sido la base en líneas generales de la franquicia del murciélago y sus series satélite, lo sufría este título: drama por el drama, sordidez por sordidez y sopor absoluto. Pero he aquí que la llegada de Mark Doyle como editor de la franquicia está trayendo un soplo de aire fresco a Gotham, Batman y allegados. ¿Y qué es lo que han hecho con Batgirl? Convertirla en un tebeo de veinteañeros, con problemas de veinteañeros y que podría firmar con orgullo Bryan Lee O Malley.

Se que mucha gente lo tildará de tebeo intrascendente, sobre todo aquellos que solo disfrutan del gran evento editorial o la supuesta saga trascendente que revolverá (and again) los cimientos de x personaje, para luego devolverlo al punto de partida. Pero aquellos que han disfrutado con Scott Pilgrim o el Spiderman original de Lee, Ditko y Romita, disfrutarán como enanos de un tebeo con personajes que son personas, metarreferencial con la cultura actual y que plasma sin trascendencia alguna ni necesidad de aleccionar como es ser un superhéroe en el mundo interconectado y digital que nos ha tocado vivir, en relatos autoconclusivos, por supuesto con sus tramas secundarias que avanzan ejemplar a ejemplar, pero que permiten al nuevo lector subirse en cualquier ejemplar.

El mérito, de su equipo creativo, formado por el magnífico dibujante Cameron Stewart (habitual colaborador de Morrison) y el coguionista de Gotham Academy, Brenden Fletcher que se estrena con nota como guionista y sobre todo por el otro gran descubrimiento artístico de la temporada, la dibujante Babs Tarr, que trae al rígido e hierático universo DC un poco de la locura y del dinamismo pop de un Brian Lee O'Malley. Una gozada para la vista.

Así que no perdáis el tiempo y haceros con estas dos nuevas series de DC Comics. Dos tebeos para la gente que disfruta de verdad de las posibilidades narrativas del noveno arte. Y por supuesto nada recomendadas para aquellos que piensan que los grandes dibujantes del cómic actual son autores como David Finch o Jim Lee.

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