23 de diciembre de 2015

DK III: The Master Race 1 de Frank Miller, Brian Azzarello y Andy Kubert. Primeras impresiones





















Que Miller no comenzó el siglo XXI con buen pie es un hecho. De las tres obras que ha publicado desde entonces, ninguna nos ha devuelto al autor que nos enamoró en los 80. Trabajos alimenticios, repetición de lugares comunes en su propia obra y una estereotipación de personajes que hacían de sus tebeos una sátira de su anterior obra.

Quizás esa sátira era provocada, porque de entre esos tres trabajos destaca DKII, la secuela de la magistral The Dark Knight Returns que elevó a Miller a los altares, era una obra que rompía con la estética y el tono de su obra más legendaria, una odisea punk de estructura, diseño y estética feista que descolocó a más de uno, entre ellos yo.




DKII tenía conceptos interesantes, pero la locura que transmitía cada página fue degenerando de volumen en volumen para convertirse en uno de los trabajos más ilegibles del autor que como toda obra rompedora, fue considerada visionaria para unos y el principio de la decadencia del autor para otros, entre los que me incluyo.




DKII tiene de encomiable el riesgo de Miller de tirar por otros derroteros e intentar revolucionar un mundo del cómic estancado en los aciertos del pasado. Pero el resultado es irregular, porque se ve lo que Miller intenta, pero que no consigue plasmarlo en el producto final.




Y ahora llegamos a la tercera parte de aquella obra que cambió al Caballero Oscuro para siempre. Pero esta vez Miller no está solo, ya que aquí es un mero consultor y el guión se pone en manos de Brian Azzarello, guionista capaz de lo mejor (100 Balas, Joker, Wonder Woman) y de lo peor (Superman: Por el Mañana, Batman: Ciudad Rota). De los lápices tampoco se encarga Miller, exceptuando el curioso mini-comic que acompaña al primer ejemplar, protagonizado por Atom y que recuerda a una mezcla entre el trabajo de Miller en DK2 y el arte de Walter Simonson.




Pero centrándonos en el primer ejemplar de una miniserie en ocho partes que ayudará a DC a salir de su ostracismo económico, he de decir que las primeras impresiones son positivas pero no impresionantes. Por supuesto que este DKIII solo tiene un objetivo económico y de vuelta a unas glorias pasadas imposibles de volver a plasmar y experimentar. 




Olvidaos de los experimentos lisérgicos de la denostada secuela. Este tebeo y los lápices de Kubert ayudado por un Klaus Janson que nos intenta evocar con acierto al Miller de la buena época, es una vuelta a ese primer prestigio que devolvió a Batman al panteón de los antihéroes. Tenemos de vuelta esa ciudad de Gotham bañada en un calor pegajoso y sucio, tenemos de vuelta los noticiarios que nos esbozan con píldoras el background de lo que ha ocurrido entre DKII y DKIII. Y por supuesto tenemos de nuevo a un Batman que ha dejado la ciudad hace tiempo, pero que parece que como El Almendro, vuelve por Navidad.




Azzarello imita correctamente la prosa de Miller. El tebeo se lee con gusto pero sin pasiones. Las historias paralelas de Superman y Wonder Woman pueden estar curiosas y la revelación final del primer capítulo hace por lo menos que te pique la curiosidad por saber como va a continuar la historia.




En definitiva, un tebeo cuidado, técnicamente estimable pero que por supuesto, vive de la sombra de un tebeo que no fue un ejercicio comercial, sino la obra de un autor diferente, arriesgado y fuera del mainstream imperante del momento. Este DKIII es un ejercicio de nostalgia retro correcto pero prescindible, a menos que Miller, Azzarello y Kubert nos sorprendan en los ejemplares que quedan por venir.

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