15 de febrero de 2017

Trinity de Francis Manapul. Un tebeo tan bello como redundante






















De un tiempo a esta parte y tras el traspiés de los nuevos 52, DC Comics está intentando devolver el lustre y el brillo a su universo superheróico, intentando remarcar y destacar el hecho de que tiene los iconos más importantes del mundo del cómic, dejando atrás en parte ese oscurantismo desorbitado y devolviendo la luz a un universo que lleva quizá demasiado tiempo en las sombras.



Uno de los tebeos de este Renacimiento de DC Comics que mejor ejemplifica este salto de la oscuridad a la luz es Trinity, la nueva unión del trío de héroes por antonomasia de la editorial, Batman, Superman y Wonder Woman. El encargado de este título estrella de la editorial como autor completo es Francis Manapul, uno de los dibujantes más atractivos de la actualidad, con un trazo que fusiona el gusto por el detalle de Travis Charest, con las composiciones arriesgadas de J.H.Williams y los tonos pastel del Superman: 4 Estaciones de Tim Sale.



El resultado, un tebeo que se lee con agrado, que no cuenta nada nuevo a los lectores veteranos, pero que sirve como punto de enganche a nuevas generaciones de lectores que quieran descubrir los mecanismos que hacen funcionar a esta trinidad superheróica. Y es que Manapul acierta de lleno en las interacciones y comportamientos de los tres personajes, sabiendo equilibrar los pros y los contras de tres héroes complementarios.



El mejor ejemplar de los cinco publicados hasta el momento es el primero de ellos, donde sirviéndose de la llegada del Superman Post-Crisis y la muerte del fallido Superman de Los Nuevos 52, da pie a una entrañable cena hogareña en la granja de Clark y Lois, donde los comensales, aparte de ellos dos, incluyen a su hijo Jon y a dos invitados estrella, Bruce y Diana.



A partir de ahí y sin desvelar mucho de la trama, decir que Manapul se sirve de la clásica y magistral historia de Superman escrita por Alan Moore en 1985, "Para el Hombre que lo tiene todo" para adentrarnos en las psiques de los tres protagonistas y desgranar aquello que los hace tan diferentes pero a la vez tan parecidos. Un repaso por los hitos de sus orígenes que harán las delicias de los no iniciados y que dejará con sensación de deja vu a aquellos lectores veteranos.




La serie se sustenta en el fastuoso arte de Manapul, pero tropieza cuando el artista no puede cumplir los plazos de entrega y tiene que delegar el apartado gráfico -el punto fuerte tanto del artista como de la colección- en manos menos capaces como las de Clay Mann o Emanuela Lupachino. Y no es que lo hagan mal ya que mantienen el tipo, pero palidecen al lado del arte de Manapul ya que si los guiones de este mejoran con sus propios lápices, cuando acompañan el arte de compañeros menos capaces, dejan vislumbrar las costuras.



En definitiva, un tebeo muy recomendable para lectores que se quieran iniciar en este universo con casi 80 años de antiguedad, pero que dejará algo indiferente a los veteranos, aunque solo por disfrutar del arte de Manapul, bien merece la pena la compra del serial.

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