6 de marzo de 2018

Nightwing The New Order de Kyle Higgins y Trevor McCarthy: Un atractivo Elseworlds a descubrir























Entre el sinfín de novedades que aparecen mensualmente, es normal que algunas obras que deberían tener una mayor repercusión, acaben siendo ligeramente ignoradas debido al caudal de tebeos que se publican cada mes en el mercado americano. Nightwing The New Order de Higgins y McCarthy es un buen ejemplo de ello. 






Localizada en un futuro alternativo con ecos del Kingdom Come de Waid y Ross y el Minority Report de Steven Spielberg, el lector se encuentra en un atractivo futuro alternativo del universo DC donde el gen metahumano es una lacra que hay que extirpar y sino fuera posible, esos metaseres deberán ser puestos en hibernación hasta que esos poderes puedan ser eliminados definitivamente. Un reflejo distorsionado del panorama desolador de nuestra sociedad actual donde el diferente debería ser eliminado, en pos del auge de unos nuevos totalitarismos que promueven dicho discurso. Y aunque el tema no es nuevo en la historia de las distopías de ciencia ficción, si que lo es que el promotor de dicha represión sea Dick Grayson, quizá el héroe más puro junto al Hombre de Acero en el universo DC. 






Higgins crea un background fascinante para lo que acontece en la miniserie y hasta que se colocan las piezas de la misma, en concreto hasta la primera mitad de la miniserie, el tebeo se convierte en una de las lecturas más frescas e interesantes de la editorial en la actualidad. Tanto, que incluso el lector se llega a plantear porqué esta distopía no se ha convertido en el punto de partida no de un Elseworld más, sino de una saga evento que haga avanzar el camino de unos personajes que viven en un presente eterno. El problema, que una vez todas las piezas se colocan, la segunda mitad de la historia discurre por caminos más convencionales y su resolución es la esperada, sin giros argumentales que descoloquen al lector. 






Eso si, gracias al trabajo artístico de Trevor McCarthy, que no falla ni un ejemplar a su cita, el tebeo se convierte en una de esas pequeñas joyas de la editorial, que sin mucho ruído, dejan un poso en el lector y en futuros creadores, que puedan ser capaces ,en los próximos años, de sacar partido a un tebeo que quizá el poco convencimiento de la editorial en sus posibilidades, ha imbuido del mismo a autores y creación, en una obra de planteamiento atractivo que acaba desembocando lamentablemente en lugares comunes que sin ser deficientes, dejan un sabor agridulce pensando lo que podría haber sido.

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